domingo, 24 de febrero de 2013

Relación entre las estructuras que conforman un discurso: la microestructura, macroestructura y superestructura.


Relación entre las estructuras que conforman un discurso: la microestructura, macroestructura y superestructura.   

Analizar o producir un discurso desde la perspectiva de la lingüística textual o discursiva es una tarea compleja ya que hay que determinar, para que el análisis sea exhaustivo, la microestructura, la macroestructura y la superestructura. Éstas, vistas de este modo, parecen estar separadas entre sí, pero cuando se realiza el escrutinio del texto nos damos cuenta que son interdependientes, esto es, que se reclaman. A continuación veremos cómo se relacionan y porqué no se puede hacer el análisis o la producción  de la macroestructura, por ejemplo, sin antes determinar cuáles son los elementos que le dan cohesión, coherencia y elegancia al discurso.


               La microestructura, como su nombre lo indica, forma parte de una estructura más amplia y se refiere a las relaciones léxicas y referenciales que se dan en un texto y que permiten dar coherencia y  cohesión al mismo, esto es, que las proposiciones que forman el discurso están relacionadas entre sí mediante diversos procedimientos lingüísticos que permiten que cada enunciado sea  interpretado en su relación con los demás por lo que es necesario que el texto este bien estructurado en este nivel para que pueda ser comprendido a plenitud y pueda determinarse cuál es la idea global  y la intención con que fue  producido.

 Claro está, que cuando pasamos a determinar la idea general de un texto ya no nos referimos a la micro, sino, a la macroestructura semántica.   Esta  alude al significado global del texto, y se construye a partir de las ideas principales que se van desarrollando párrafo a párrafo. Expresa, por así decirlo, una comprensión global a partir de comprensiones particulares.

Llegar a la macroestructura de un texto implica un seguimiento por parte del que lee, de la ilación del discurso que va desarrollando el locutor. Una buena compresión de esta relación lineal permitirá una mejor comprensión del texto.

La superestructura, por su parte,  se refiere a la estructura esquemática global del texto a la que la macroestructura se adapta, es decir, que  cuando escribimos un texto lo hacemos con una intención y esta intención determina, en cierto modo, el tipo de estructura esquemática al que se ajustará. Por ejemplo, si mi intención es convencer a alguien de que una idea que tengo es la correcta necesariamente tendré que dar argumentos validos para lograrlo. Esto me sugiere que debo enmarcar mi texto, consciente o inconscientemente dentro de una estructura argumentativa, o sea, una introducción donde presente mi tesis, argumentos para defenderla y una conclusión donde reafirme la idea que señalé al principio. 

En esencia, para analizar o producir un texto debo tener en cuenta la relación lineal que se presenta en los enunciados o los párrafos que lo forma con miras a escribir o comprender una idea global clara que se enmarque en una estructura esquemática adecuada y relacionada con la intención del discurso.      

 

 

 

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