martes, 28 de junio de 2011

Características subdialectales del español dominicano

Características subdialectales del español en la República Dominicana
Antes de entrar en materia sobre las características subdialectales del español dominicano resulta pertinente ver qué es un dialecto y un subdialecto.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española considera el dialecto como “Sistema lingüístico considerado con relación al grupo de los varios derivados de un tronco común”. Sistema lingüístico derivado de otro, normalmente con una concreta limitación geográfica, pero sin diferenciación suficiente frente a otros de origen común. De esa manera, el español es uno de los dialectos nacidos del latín.
Por otra parte, Sara Bolaño en su obra,” Introducción a la Teoría y Practica de la Sociolingüística” lo define como una forma de hablar común a un grupo social establecido en una zona geográfica que posee ciertas características propias; señala que el termino dialecto implica generalmente una variación que se da a partir de un código establecido y por todos aceptados que llamaremos estándar. (Bolaño, p. 36-38)
Considerando las definiciones anteriores podemos definir el subdialecto como la variación específica y peculiar de un dialecto localizada en un ámbito social o geográfico muy concreto. A decir de Arturo Jiménez Sabater (1999, tercera edición), El dialecto o español dominicano toma en cuenta cinco zonas o áreas: zona Norte o Cibao, zona Suroestes, zona Sudeste, zona del Distrito Nacional y zona samanense.
Iniciaremos señalando aquellas variaciones que pueden registrase en toda la geografía nacional, sin abundar mucho ya que este es un estudio subdialectal.
Los fenómenos comunes y que coinciden con gran parte de los países hispanohablantes son. El Seseo: fenómeno lingüístico por el cual los fonemas representados por las grafías "c" (ante "e" o "i"), "z" y "s" se vuelven equivalentes, asimilándose a la consonante fricativa alveolar sorda /s/. Señalado tanto por Jiménez como por Henríquez Ureña, este fenómeno es absolutamente general en toda la geografía nacional y compartido con el español de América y gran parte de España. Yeísmo: Fenómeno del habla que consiste en pronunciar la ll (palatal lateral sonora) como y (palatal fricativa sonora), por una tendencia del hablante a hacer central una articulación lateral Beísmo: este fenómeno se produce cuando pronunciamos un sonido [b] en lugar del sonido [v] Aspiración y elisión de /s/, fenómeno que se registras tanto en posición final de palabras como a final de silabas. En la conversación cuidada de la clase intelectual, la tendencia es aspirarla, pero en la clase popular y en las conversaciones descuidadas de la clase alta la tendencia es a desparecer.
Los fenómenos hasta aquí señalados pueden registrarse en otras regiones tanto del Caribe como de América Latina y España, ahora bien, existen otros fenómenos de mucha importancia que caracterizan el español dominicano y que no necesariamente deben corresponderse con otros dialectos del español. Estos se encuentran registrados en los trabajos realizados por Henríquez Ureña y Arturo Jiménez Sabater. Los veremos en los distintos niveles de lengua: fonético, fonológico, morfosintáctico y lexical.
A nivel fonético.
Con relación a las vocales acentuadas, Sabater y Henríquez Ureña coinciden en señalar que el hecho más sobresaliente, en lo concerniente a las vocales tónicas, en su persistente carácter medio abierto exentos de extremos cierre o aberturas, salvo las alteraciones producidas por una tendencia a la nasalización más o menos generalizadas y por la solución de algunos hiatos en diptongos. En sentido general, el sistema vocálico dominicano ofrece una resistencia a los cambio y en consecuencia le es fiel al español general.
En las vocales inacentuadas, los fenómenos se perciben menos propenso a la relajación aunque en áreas urbanas puede darse el fenómeno contrario, sobre todo en las generaciones jóvenes. En el sistema consonántico, a decir de Sabater, lo más significativo en la República Dominicana es la tendencia a resolver las silabas trabadas en libres. Las consonantes finales de silabas tienden a desaparecer como es el caso de la /s/ después del proceso de aspiración. (Sobre la /l/ y la /r/ final de silabas y de palabras hablaremos más adelante.) A inicio de silabas, las consonantes sufren pocas variaciones. Otras variaciones que recogen los autores señalados, que se producen, principal o exclusivamente en la clase social poco instruida (campesinos con poca o ninguna instrucción escolar) son las siguientes: Gue por G, como en agüela por abuela, güeno por bueno, güeita por vuelta. Esto es frecuente en las oclusivas sonoras. En la palabra vagamundo por vagabundo la B se convierte en M. El sonido bilabial de la P inicial, media o intervocálica no sufre alteración: pera, propina, papá. En el grupo Ps, se pierde: así cáusula por cápsula. La P seguida de T, desaparece: aseto, por acepto, conseto por concepto. El sonido fricativo de la F, no sufre alteración: Fragoso, farfullero. Pero en algunos casos su sonido se sustituye, en el lenguaje popular, por el de la J. Así Juimos por fuimos, ajuera por afuera. Dentales (T-D): La T en posición inicial no cambia: tabaco, Teresa, trueno. La D inicial, en la lengua vulgar se aspira, en las voces onde por donde, epachai por despachar, enú por desnudo. Existe el caso contrario que es agregar la D al principio de algunas palabras: diba por iba, dentro por entró. En la lengua vulgar la D final se pierde también: verdá por verdad, amitá por amistad, uté por usted.
En algunos casos se agrega al final de algunas palabras la sílaba DE: vide por vi (forma arcaica). El grupo DM y DV se vocaliza, es decir se convierte en I: aimití por admitir, aiveití por advertir, y con frecuencia ambos grupos se convierten en L o R, aimití y alvertí, este cambio no es sólo propio del lenguaje del Cibao, sino de todas las regiones del país. La D antes de N, en muchos casos se pierde, como aonde, por adonde, onde por donde4. Velares: la C seguida de O y de U es velar oclusiva: cama, cubo (con sonido de K). En posición inicial se conserva: casa, cuna. La C final sólo se conserva en voces cultas, por consiguiente, se pierde en el lenguaje vulgar: Isa por Isaac. La C seguida de E y de Y tiene sonido de S: sielo por cielo; sinta por cinta. En el grupo CC, también se vocaliza aisión por acción, y como le ocurre a la R en este caso también, según la región es sustituida por Y, o por R: aisión y arsión, por acción. La J: la J inicial siempre se pronuncia: junta, jaula, jamás; pero en posición intermedia con mucha frecuencia sustituye a la H, así: jalai, por halar, bojío por bohío, jamaca por hamaca. En los pocos casos que existen en español de J final, en ellos ésta se pierde: reló por reloj. La G: la G, que es consonante sorda en los sonidos ge, gi: Gengibre, gina, es sonora en las combinaciones ga, go, gue: Gavillero, gozo, guerra. La G intermedia permanece sin alteración: mago, ruego, final no existe. La G seguida de N, generalmente pierde su sonido: inorante por ignorante; indino por indigno. La Z: esta consonante se sustituye por la S. En la palabra pez, la Z final se sustituye por J; peje. La /r/ y /l/ ante /n/ la solución normal, exceptuando la capital, es una aspirada faríngea, ya sorda, ya sonora, ya nasalizada (pjéhna, káhne).
Nivel fonológico
Sobre el nivel fonológico señalaré, en resumen, las impresiones recogidas por Jiménez Sabater ya que Henríquez Ureña no presenta un apartado para este nivel. a) El sistema de cinco vocales permanece prácticamente idéntico al del español general b) Con respecto al sistema consonántico en posición final de silabas se perfila una sensible reducción de las posibilidades que ofrece el castellano. De los fonemas consonánticos que se han mantenido en esta posición, o sea, /d/ /0/ /s/ /l/ /r/ y /n/ solamente se conservan regularmente la n si comprendemos a la totalidad de los hablantes de la nación.
Nivel morfosintáctico
Este nivel es especial ya que las alteraciones que aquí se presentan por lo regular provienen de modificaciones que al principio operan a nivel fonético y fonológico. Tenemos el caso de la elisión de /s/, cuando es marca de plural. En este caso se producen serias modificaciones a nivel morfosintáctico. Veamos las consideraciones de Henríquez Ureña y Sabater al respecto. Para Henríquez, quien entiende que la /s/ final de silabas solo se pierde por completo entre los campesinos, siendo aspirada por las clases cultas, la noción del plural se mantiene gracias otros elementos del morfema usual (la e, cuando el plural se forma es, artículo, la n en formas verbales) pone los ejemplos lo jovene, el peje, la cosa ta buena, la cosa tan buena etc. Jiménez Sabater está de acuerdo en que este fenómeno se produce, pero no es tan simple como lo plantea el autor del Español en Santo Domingo, sostiene que no es privativo de las clases bajas ya que el fenómeno se ha extendido a la clase media y a las generaciones jóvenes de clases más elevadas.
Por otro parte, plantea la necesidad del hablante de recurrir a otros medios distintos a los señalados anteriormente para expresar el plural. Está el ejemplo del plural terminado en ses en palabras como pieses, barbuses, etc. antes privativo de la zona Sur y sureste, ahora generalizada por toda la República (Según Jiménez Sabater) Otro forma del marca el plural que señala es lo utilización de dos alomorfos – o h- que funcionan como prefijos en muchas voces que comienzan por vocal: los hombres – lo sombre o lo hombre. Por otro lado, la pérdida del morfema –s correspondiente a la segunda persona del singular de casi todos los tiempos ha provocado que se opere un reajuste morfosintáctico a través de un mayor empleo del pronombre sujeto.
Henríquez Ureña sostienes que en todo el país, en el habla rural, los verbos con g epentética después de n en los presentes venir, tener, poner… adoptan la forma de la persona nosotros en el subjuntivo para el indicativo: tengamos por tenemos, pongamos por ponemos, etc. Jiménez Sabater arroja nuevos datos a estas afirmaciones: primero sostiene que no es un fenómeno registrado en todo el país, sino de la zona norte y pequeñas aéreas de la región sudeste; segundo, no es privativo de los verbos con g epentética después de n sino, que puede oírse con cualquier verbo de la segunda y tercera conjugación.
Con relación al empleo del pretérito simple y el pretérito compuesto, Jiménez señala que los dominicanos prefieren el pretérito simple al compuesto en toda acción o suceso acaecido en el pasado, incluso si este es muy reciente.
Otros fenómenos que menciona Jiménez son: el uso de oraciones interrogativas con anomalías en la sintaxis: ¿Qué tu quieres? ¿Cuándo ella llega? Etc. Tendencia a la anteposición inmediata del pronombre personal al verbo: al yo venir, al tu enfermarte, etc. Repetición de afirmaciones o negaciones: yo no voy mañana no; yo sí me quedo sí, etc. Por su parte, Henríquez Ureña señala entre otros: la unficacion en el habla popular de los verbos en ear y en iar: pasear pasiar. En la conjugación: cambios vocalicos en el presente del subjuntivo de ir: vaye, vayemos y vayen. Formas arcaicas haiga, vide, trajieron dijieron… Uso del pronombre fósil ello: ello si hay arroz. Personalización de verbos impersonales: hubieron. Etc.
Nivel léxico
No cabe duda que el léxico en una lengua evoluciona con mucha facilidad y palabras que se usaban corrientemente en los años en que se escribió, por ejemplo, El Español en Santo Domingo hoy solo un grupo muy reducido tiene conciencia de ellas y otro ,más joven, ni siquiera las ha escuchado alguna vez. Algunas de las palabras que recoge Henríquez Ureña principalmente en habla popular y que constituyen hoy día verdadero arcaísmo son:
Alifafes (‘achaques’), anabolena (‘entrometida’), arriate (‘cantero’), ballestilla (‘arco de violín’), cecina (‘carne salada de vaca’), corcusir (‘zurcir con puntadas mal hechas’), cuesco (‘caparazón de crustáceo’), escofieta (‘especie de gorro o red para recoger el pelo de los niños’), mantuano (‘de familia patricia’), monifato (‘figura ridícula’), pateta (‘el diablo’), tollina (‘azotaina, paliza’). Asuntar (‘poner atención’), bastimento (‘vegetales’), cicatero (‘avaro, mezquino’), furnia (‘cavidad muy profunda en la tierra’), mocato (‘se aplica a la fruta o comida descompuesta, pasada’), pollera (‘falda’), soponcio (‘desmayo’). (Algunas de estas últimas pueden ser oídas a personas mayores de la zona rural)
Por otro lado, según Henríquez se ponen en diminutivos palabras que no son sustantivos o objetivos y aun frases enteras: coriendito, ahorita, juntico, arribita, etc. En los campos se registran diminutivos terminados en ingo: chiquiningo, clariningo, etc. En cuanto a los prefijos el más común, a decir de Henríquez es a, existen en arcaísmos como en palabras donde la adición es probablemente local o de la zona del Caribe: alargarto, aserrano ,etc. Por confusión con el prefijo al la l se introducen en muchas palabras que comienzan por a: alzahar, aldrede, etc. En palabras compuestas: lengualarga, malacrianza, etc. Hasta ahora he recogido las características del español dominicano más destacadas desde mi punto de vista, a nivel fonético, fonológico y morfosintáctico y léxico tomando como referencia las obras de Maximiliano Arturo Jiménez Sabater y Pedro Henríquez Ureña. Como señalé más arriba, las alteraciones mencionadas hasta ahora son más o menos generales a toda la población dominicana, sin embargo este reporte debe tratar sobre los subdialectos del español dominicano, es decir, sobre las características de cada zona indicada por Jiménez Sabater. Ahora veamos cuáles son esas características a nivel lingüístico que poseen la zona Norte o Cibao, zona Suroestes, zona Sudeste, zona del Distrito Nacional. A Samaná no la consideraré como una zona independiente ya que, Jiménez Sabater sólo se limita a observar que la mitad oriental de la península “ofrece mayor complejidad que cualquier otra área” y dice de inmediato por qué. Porque recibe “influencias tanto de la región Este como del Cibao, así como de sistemas lingüísticos extraños: inglés y dialecto haitiano”. Como vemos, no ofrece datos precisos ni sistemáticos para considerar a Samaná como una zona subdialectal.
Ya dije que Jiménez Sabater es quien ha hecho la división dialectal del español dominicano y este es el primer y único lingüista que lo ha hecho y lo hace sobre la base de la distinta pronunciación de los fonemas líquidos /r/ y /l/ en posición final de sílaba y de palabra.
Zona Norte o Cibao
Podemos afirmar que el dialecto cibaeño es la variante dilecta o subdialectal de mayor alcance en la República Dominicana. Constituye la forma de comunicación de catorce de las treinta y una provincias del país. Su característica fonética más relevante es la vocalización o semivocalización de las líquidas -r y -l implosivas, es decir final de silabas y palabras. Hay que señalar un caso presentado por Jiménez registrado en algunas localidades. Según el autor la clase media y alta de la zona opta por elidir totalmente el archifonema resultante de la neutralización de /r/ / l /r/ e /i/ en las posiciones mencionadas cuando precede cualquier vocal exceptuando la /a/ Otras características de esta zona a decir de Jiménez Sabater son: a- Vocalización de la d final de silabas y en interior de pablaras y de los grupos consonánticos cultos (aibeití, aimirai), recogidas en 19 localidades como único resultado y en otras doce como pronunciación alternativa.
b- Adopción de la forma de la primera persona del plural en el subjuntivo por el indicativo no solo en los verbos de g epentética después de n como afirma Henríquez Ureña, sino en cualquier verbo de la segunda y tercera conjugación.
C- Conservación del pronombre fósil ello.
d- Suele darse el caso de ultracorrecciones en palabras como voy soy oigo que realmente donde realmente se pronuncia la i. Las opciones pueden ser r o l ( vol, sor, olgo). También las ultracorrecciones operan en el caso de s implosiva.( Comprés en lugar de compré). En término de broma suele oírse expresiones como: ¿De dónde tú eres? – De Cotuí. _! Ah! De Costur. E- En el grupo CC, también se vocaliza aisión por acción, y como le ocurre a la R en este caso también, según la región es sustituida por Y, o por R: aisión y arsión, por acción. F- La C formando parte del grupo CT desaparece: dotoi por doctor; en el mismo grupo, la C a veces se vocaliza: faitura por factura; aituai por actuar. Zona suroeste
Lo más característico de esta zona y que, como en el caso de la zona del Cibao permite determinar de qué región proviene una persona es la neutralización de /l/ en /r/ con preferencia marcada en la R.( veRde azur). Respecto a los infinitivos sin pronombre eclíptico la norma en esta zona es la caída de la /r/, lo mismo que en el sudeste. Zona sudeste
Según Jiménez Sabater lo más característico en esta zona es la articulación de un sonido germinado, producto de asimilación de /r/ /l/ a la consonante siguiente. Para los grupos rs y ls, según Jiménez, pueden darse dos realizaciones posibles: la l y la r se reducen a una realización muy débil intermedia entre l y r y la vez un poco ensordecida, mientras la /s/ retrasa su punto de articulación convirtiéndose en una auténtica apicoalveolar cóncava, la segunda variante más evolucionada que la anterior acusa la desaparición total del sonido implosivo procedente de de /l/ y /r/ quedando solo una /s/. Zona del Distrito Nacional
Aparte de los fenómenos señalados que son comunes a casi todas las aéreas del país la variación más significativa es la neutralización de /r/ en /l/ Conclusiones. Como pudimos ver, el español dominicano presenta un conjunto de elementos que lo caracterizan. Muchos de ellos privativo del dialecto dominicano y otros que comparte con la comunidad hispanohablante. Además, la República Dominicana, en sus cuarenta y ocho mil kilómetros cuadrados, posee cuatro zonas subdialectales bien definidas con características propias y, a decir de algunos autores, una quinta zona: Samaná. Esto hace de la nación dominicana un lugar fecundo para las investigaciones sociolingüísticas y dialectales.
Para llevar a cabo esta investigación me fundamenté en las obras de Pedro Henríquez Ureña y Max Arturo Jiménez Sabater, EL español en Santo Domingo y Más Datos Sobre el Español Dominicano. No podemos negar la importancia de estas dos obras en los estudios lingüísticos del español dominicano. La obra de Henríquez Ureña puede ser considerada el libro más importante que se ha escrito sobre el dialecto dominicano. Todavía no aparece una obra de conjunto que supere la descripción general de nuestro español que presenta este texto. Aunque es ya un texto anacrónico.
Por su parte, la obra de Jiménez Sabater es la más importante que se ha escrito de carácter dialectológico sobre el español dominicano porque es la única que revela datos relativos a toda la geografía nacional y además, el análisis que realiza el autor es sumamente exhaustivo. Sin embargo, sabemos que el español dominicano ha ido cambiando progresivamente y que muchos de los fenómenos registrados por estos autores hoy han disminuido, aumentado o desparecido. Es el caso de la vocalización registrada en la zona norte.
Investigaciones más recientes demuestran que este fenómeno no es tan generalizado ni persistente como indican los autores. Investigaciones realizadas por Orlando Alba y otros lingüistas demuestran que el fenómeno de la vocalización ha disminuido en los habitantes del Cibao, tanto que llegan a considerar una exageración las afirmaciones hechas Henríquez Ureña y Jiménez Sabater. Estoy tatamente de acuerdo con Alba, no he hecho una investigación pero visito con frecuencia la zona norte y puedo notar como la vocalización no es tan homogénea, tanto que podemos encontrar en una misma familia personas que vocalizan (los mayores por lo regular) otros, que como señala Jiménez pronuncian un fonema intermedio en /l/ /r/ y la /i/ y otros que omiten estos sonidos.
No podemos negar que en la época que se recogieron los datos para escribir El Español En Santo Domingo y la obra de Jiménez la población dominicana tenía acceso restringido a la educación. Solo una parte privilegiada de la población podía educarse y alcanzar títulos universitarios, La otra, apenas llegaba a un segundo o un tercero de primaria, esto es, lo que podían ir a las escuelas, mucho ni siquiera llegaban a leer y escribir. Sabemos que la enseñanza de la lengua escrita lleva al alumno a apropiarse de lengua estándar o de prestigio.
Lo mismo sucede en las demás zonas. La región suroeste, por ejemplo, donde los autores afirman que predomina la neutralización de /l/ en /r/ con preferencia por archifonema R, Carlisle Gonzales Tapia, en una investigación publicada en la web señala lo siguiente. En la zona suroeste podemos afirmar, sobre la base de datos cuantificados, que sólo en Baní y en Azua predomina la neutralización de la /l/ en /r/ “con preferencia marcada en /R/”. En las demás provincias, principalmente en Barahona y San Juan de la Maguana no predomina el archifonema /R/, sino el cero fonético, es decir, la elisión completa de los sonidos respectivos. El mismo autor, sobre la zona sudeste y el Distrito Nacional señala: Por lo que respecta a la zona sudeste sólo existe una clara predominancia de “un archialófono producto de la asimilación de /r/ o /l/ a la consonante siguiente” en la provincia de Hato Mayor y posiblemente, porque todavía no existen datos cuantificados, en algunas zonas rurales de la provincia de Monte Plata. En provincias como San Pedro de Macorís y La Romana, dos de las más pobladas, el fenómeno de la geminación no fue registrado en nuestra investigación En la zona del Distrito Nacional también existe, aunque Arturo Jiménez no lo dice, una diversidad de resultados distintos de la pronunciación de /r/ y /l/ en posición final de sílaba y de palabra que comprenden la neutralización de /r/ en /l/, la geminación o duplicación, el cero fonético, etc. En la ciudad capital (zona urbana) predomina el cero fonético, según datos cuantificados de 1984* (www.bpm.uasd.edu.do/Members/carlisle_gonzalez/linguistica/el-espanol-cibaeno.doc.)
Sin embargo, otros fenómenos como la adopción de la forma de la primera persona del plural en el subjuntivo por el indicativo en los verbos de g epentética después n, como señala Henríquez o en cualquier verbo de la segunda y tercera conjugación como indica Jiménez, se mantiene en la región del Cibao principalmente.
Quizás el fenómenos más importante para ser tomado en cuanta la elisión /s/ marca del plural, que afecta a toda la población dominicana en todas las clases sociales. Aunque Henríquez sugieres que se da solo en la clase popular ya Jiménez en sus investigaciones advirtió que fenómeno había calado la clase media y algunos sectores de la clase alta. El problema con este fenómeno es que al desparecer la marca del plural de los verbos de la segunda persona, y que posteriormente se ha propagado a las demás personas, los hablantes hemos buscado otras alternativas para comunicar el plural provocando un reajuste morfosintáctico a través del empleo de pronombres sujetos. Además de esto Jiménez Sabater señala lo siguiente respecto al fenómeno: Las marcas del plural –s y –es han sido reemplazados por: -Determinantes antepuestos como lo (los) uno (unos) esto (estos) aquello (aquellos), etc. Un morfema final –e en aquellas palabras en las que el castellano requiere –es. -Un morfema –se en muchas palabras terminadas por vocal, sobre todo femenina. -Dos alomorfos s- o h- que funcionan como prefijos, muchas veces que comienzan por vocal. Estos fenómenos que en principio solo afectaban el orden fonético y fonológico han trascendido al orden morfosintáctico, según Jiménez, en el rompimiento de la concordancia numérica sustantivo-adjetivo y, consecuentemente una rigidez en el orden sintagmático de las palabras y en cuanto a la concordancia sujeto- verbo se produce un aumento considerable de las posibilidades de confusión y ambigüedad. Si esto permaneciera en la legua oral no habría muchos problemas, pero ha afectado la lengua escrita provocando dificultades en la compresión de textos formales y en la redacción.
En escritos recogido por el autor pueden verse ejemplos en los que el sujeto aparece con la marca del singular y el verbo correspondiente con la marca del plural. Ejemplo: La tragedia de los caminos malos están todavía sin resolver… Los periodos de lluvia trae como consecuencia que… Aunque el autor menciona otras incongruencias estos dos ejemplos valen para que suene la alarma alertando cuan profundo ha penetrado el problema que Henríquez, en su obra, atribuyó solo a la clase popular en la legua oral.
Esto nos lleva a reflexionar sobre el papel que debemos desempeñar los maestros en la instrucción de los alumnos. Si el fenómeno era persistente en la época que Jiménez recogió sus datos, seguro que ahora es más problemático. Se hace necesario que el profesor de lengua se actualice y adquiera las competencias necesarias para poder salir del problema, primero, y segundo para poder corregirlo en sus alumnos ya que no es un secreto la deficiente preparación de los docentes en nuestro país.

14 comentarios:

  1. Excelente ensayo acerca del español en dominicana :D

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  2. muchas gracias Yanibel, peridodicamente seguiré publicando artículos relacionados.

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  4. Muchas gracias por refrescar aquellas viejas lecturas de mi maestro Jiménez Sabater, y del grande de la América Hispánica, don Pedro Henríquez Ureña.

    Gracias a que las lenguas se diversifican notoriamente a partir de un promedio mínimo de 200 años, conjeturo que no tendremos que preocuparnos por estas características por los siguientes 150 años...me refiero a nuestros tataranietos...

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  5. gracias profesor, sabes que ellos dos, antes que nuestro gran maestro, benavides, tenían un vasto conocimiento de nuestra lengua. (disculpe la mayúscula, esta mal en mi teclado)

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. deve mejorar la estetica del blog todos esos parrafos unidos dificultan la lectura y la s letras son muy pequeñas

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  8. En primer lugar debe no deve. Si lo descarga aparece bien

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  9. es un poco largo no lo creen que debo copiar de todo esto

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  10. Excelente trabajo.

    Considero de suma importancia que nuestros docentes que desarrollan desempeños en el Área de Lengua Española tengan pendiente los diferentes registros que experimenta el español dominicano y usarlos como recursos o elementos de partida para llevar a los alumnos al uso de una lengua estándar.

    Esto está sugerido en la Naturaleza del Área de Lengua Española del Diseño Curricular Nacional.

    Felicitaciones a profesor Héctor, éxito y siga adelante.

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  11. Esta página no sirve porquedeben dividir la información bien

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